La Supervivencia y sus Costos
- Natalia Melo
- 18 jul 2021
- 4 Min. de lectura

Colombia es un país de muchas bellezas tanto su gente como su biodiversidad hacen de nuestro país un paraíso sobre la tierra. Montañas, desiertos, playas, nevados y una variedad infinita de vegetación y animales que representan la identidad de cada colombiano. Sin embargo, desafortunadamente esto no es lo único que nos identifica, la historia de Colombia ha estado plagada por más de una desventura como lo han sido desastres naturales, guerra, droga y pobreza. Lo anterior indica que, distintas generaciones han sufrido eventos traumáticos que determinan la forma de actuar y pensar de cada individuo.
Un ejemplo de estos sucesos y del cual estamos viviendo hoy en día es el paro nacional y la pandemia. Según un informe de la policía nacional al 30 de mayo del 2021 el cual fue compartido por la cuenta de Twitter del ministerio de defensa de Colombia (2021) “alrededor de 17 civiles han fallecido con relación a la protesta y 1.106 civiles de las diferentes ciudades han sido lesionados. En contraste 2 uniformados han fallecido, 1.137 han sido lesionados y 11 uniformados han sido secuestrados” (1). Sin embargo, estos números no concuerdan con los reportados por la población que aclaman que el número de desaparecidos, muertos y victimas por violencia sexual son más altos.
Img 1. Individuos protestan en Colombia incendiando un objeto que no se logra identificar.
Por otro lado, los efectos de la pandemia se han visto reflejados en el incremento de la pobreza, desempleo e infección y muerte por coronavirus. Según “Our World in Data” al día de hoy julio 6 del 2021, por cada millón de colombianos 2,162.20 personas murieron a causa del coronavirus(2). Lastimosamente es fácil ver estos datos como solo números, no obstante, estos números reflejan vidas perdidas y muchas vidas afectadas por la pérdida de seres queridos a manos de la violencia, la pobreza o la enfermedad.
A.
B.
Img. 2. A. Gráfica cumulativa de muertes confirmadas por un millón de personas a causa de COVID-19 en Colombia a julio 6 del 2021. B. Gráfica cumulativa de muertes confirmadas por un millón de personas a causa de COVID-19 comparación entre países suramericanos.
Eventos como la muerte de un ser querido, violencia, abuso sexual, desastres naturales y cualquier suceso traumático puede resultar en alteraciones psicológicas como el trastorno de ansiedad generalizada, abuso de sustancias, depresión y el trastorno por estrés postraumático (TEPT) (3). Este último es común y se diagnostica cuando una persona no solo ha sido expuesta a un evento determinado, sino que igualmente debe presentar síntomas como el re experimentar los eventos traumáticos (recuerdos o pesadillas repetitivas del episodio, algunos pacientes presentan “flashbacks” o alucinaciones), evitar los recuerdos del suceso (evasión de pensamientos, sentimientos, conversaciones, actividades, lugares, etc. que le recuerden el incidente) y experimentar aumento de la excitación emocional (insomnio, somnolencia, irritabilidad, dificultad para concentrarse, nerviosismo, etc.) por al menos un mes y deben ser lo suficientemente fuertes como para interferir con la vida diaria y no estar relacionados al consumo de medicamentos o drogas (4).
Algunas expresiones físicas del trastorno son el resultado de las alteraciones de las moléculas encargadas de controlar el estrés en el cuerpo. Una de estas moléculas es el cortisol, una hormona esteroidea (derivada del colesterol) que actúa en uno o más órganos en cada sistema del cuerpo. Las funciones principales del cortisol en los órganos incluyen la regulación del metabolismo, la respuesta inflamatoria, inmune y por supuesto la respuesta al estrés(5).
En tiempos de estrés el sistema nervioso simpático (SNS) es el responsable de controlar los mecanismos biológicos relacionados a la respuesta de lucha o escape. Esta respuesta es una característica evolutiva que al ser activada nos indica si debemos correr o pelear para sobrevivir una amenaza. Al vernos en peligro la amígdala (una pequeña zona en el cerebro) manda una señal de estrés al hipotálamo el cual a su vez activa el SNS encargado de coordinar la liberación de catecolaminas desde la glándula adrenal, como la epinefrina o también conocida como adrenalina(6).
La función de la adrenalina es activar los procesos biológicos que facilitan la movilización y promueven el estado defensivo. Algunos de estos eventos son la dilatación de los vasos sanguíneos lo cual redirecciona el movimiento de sangre a los músculos, incrementa el ritmo cardiaco y respiratorio, mantiene el cerebro en estado de alerta, estimula la memoria, dilata las pupilas para facilitar la visión nocturna, disminuye la digestión y aumenta la producción de sudor(7).
Algunos estudios demuestran que los pacientes con TEPT tienden a presentar bajos niveles de cortisol días y hasta décadas después del evento traumático. Esto genera un incremento en la acción de la norepinefrina (otra catecolamina, que a su vez actúa como un neurotransmisor) que controla los cambios en el tono cardiovascular(8). En consecuencia, la consolidación de los recuerdos del evento traumático se ve afectada. Sin embargo, la acción adrenérgica generada a causa de los bajos niveles de cortisol incrementa el aprendizaje en animales. Si esto sucede en una persona traumatizada, la recolección de los eventos traumáticos incrementará y se relacionara con sentimientos de angustia y ansiedad (9).
No todas las personas expuestas a eventos traumáticos desarrollan TPET, sin embargo, un estudio realizado en 493 jóvenes entre 5 y 14 años en 3 municipios de Cundinamarca demostró que aquellos que son expuestos a la guerra tienen 19 veces mayor probabilidad de desarrollar TEPT en contraste con aquellos que no fueron expuestos. En complemento, algunos de los factores que incrementan el riesgo a sufrir de TPET es la situación socioeconómica y la capacidad que tiene un individuo a obtener soporte médico, social y educativo que podría beneficiar el pronto diagnóstico y tratamiento(10).
Finalmente, si algo nos ha demostrado la pandemia y el paro nacional es que la situación en la que vivimos puede cambiar en cualquier momento y que lastimosamente el país o territorio donde nos encontramos pueden determinar las probabilidades que tenemos de ser víctimas o testigos de violencia e injusticia y/o a sobrevivir enfermedad y pobreza. Por este motivo, es importante comprender cómo funciona nuestro cuerpo, estar atentos a señales de alerta y así buscar ayuda médica.
Nota:
Todos los artículos redactados en el presente blog, tienen el único fin de informar haciendo uso de las bases teóricas e investigaciones hechas en el área científica. La información dispuesta aquí, nunca debe ser tomada como un diagnóstico oficial. Si llega a presentar dudas e inquietudes sobre su salud mental consulte a su profesional de confianza.
Redacción:
Natalia Melo.
Julio 18 2021
Canadá
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