El equilibrio ambiental pende de un costal
- Miranda Bejarano Salazar
- 9 ago 2020
- 3 Min. de lectura
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La cadena trófica, ¿se acuerda de qué trata?. Posiblemente la ubica mejor como “cadena alimenticia”. En su clase de biología le debieron haber enseñado que el ciclo comenzaba con los productores (generalmente plantas) y tras pasar por una serie de consumidores, terminaba con los descomponedores. Seguramente le habrá prestado más atención a las plantas y animales y muy poco a los hongos, bacterias y carroñeros que se encargaban de nada más y nada menos que aprovechar la materia orgánica “devolviendo” los nutrientes al suelo para que el cuento volviera a empezar.
Por otro lado, la economía circular es muy parecido a ese proceso que usted ya conoce. Se trata de una cadena de producción, venta, consumo y aprovechamiento en donde los “desechos” entran al sistema como materia prima para su aprovechamiento en un nuevo producto. Que a diferencia de la economía tradicional, el producto no muere al momento de ser consumido y depositado en un contenedor de la basura. Conocemos a casi todos los actores, pero quienes se encargan de cerrar este ciclo de la economía circular, tienen una historia que contar cuando su labor comienza bien temprano, antes de que el camión recoja su material de trabajo: nuestra basura.
Los recicladores son parte vital de este proceso de aprovechamiento y reventa de todo lo que sirva como materia prima. En Colombia, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, al año se producen cerca de 12 millones de toneladas de basura de las cuales se aprovecha el 17%. Nuestros recicladores saben, más que nadie, cuáles materiales pueden tener una nueva vida. Son los intermediarios entre nuestro consumo y la salud del medio ambiente. Además, socialmente cumplen con la labor de integrar poblaciones marginadas, brindando una opción de trabajo y sostenimiento económico.
Está claro que La implementación de políticas públicas para la disposición de residuos podría ser más efectiva para la eliminación de los mismos. Según el Grupo de Investigación Sobre Recicladores Informales de la Universidad de Barcelona, la mayoría de políticas públicas sanitarias conllevan a técnicas de incineración, privatización de los desechos y restricción de los recicladores a ciertos espacios públicos, lo que trae consecuencias devastadoras para la población que depende del reciclaje como forma de vida aparte de producir un mayor volumen de gases de efecto invernadero. En el caso de Colombia, una población de 60.000 personas se vería gravemente afectada, la cual constituye al número aproximado de colombianos que se dedican a la labor del reciclaje. El problema no es la presencia de basura, sino el manejo que se le está dando a nivel mundial.
A partir de la emergencia sanitaria en Colombia, en donde los rellenos, como el de Doña Juana, están contemplando el final de su vida útil, han surgido proyectos de ley para la recolección de residuos electrónicos, restricciones en el consumo de plásticos de un solo uso y el fomento de industrias basadas en la economía circular. Sin embargo, según la superintendencia de servicios públicos, el 78% de los hogares colombianos no hace una correcta separación de los residuos entorpeciendo la efectiva disposición y aprovechamiento de éstos.
Así como en la cadena trófica, el correcto funcionamiento de un eslabón repercute en el siguiente y de esta forma se logra el equilibrio en un ecosistema. Las políticas para la formalización del trabajo de los recicladores, el incentivo a empresas para la reutilización de materiales y la recolección de aquellos desechos que necesitan un proceso especial, ya están haciéndose efectivos en Colombia. Falta lo más fácil, que el eslabón, del cual usted hace parte, se una en la sencilla tarea de la separación correcta de los residuos producidos en su casa: una bolsa negra para los residuos orgánicos y sanitarios y una bolsa blanca para los residuos que pueden ser aprovechados (los desechables deben estar lavados y los vidrios envueltos en papel periódico). De ñapa está que sepa el nombre del reciclador de su cuadra que él es el que se encarga del resto.
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