Un nobel "Lost in translation"
- Miranda Bejarano Salazar
- 19 oct 2021
- 2 Min. de lectura
Visita la publicación original en Columnas La ChontaDuro aquí
“Merak”, una de mis palabras favoritas, en serbio significa “encontrar unión con el universo a partir de las pequeñas felicidades del día a día”. Desde que supe su significado me percate de esas cosas simples que me hacían el día feliz: andar en bicicleta, encontrarme con flores de bouganvilias en el camino, sentir el sol en mi cara, reirme hasta que me doliera la panza o que pasaran mi canción favorita en la radio. Cosas simples y sin mayor trascendencia pero, sin embargo, con un poder tan grande como para iluminar mi rutina. Agradecimiento, eso era lo que sentía en cada pequeño descubrimiento.
Evolutivamente, la gratitud ha sido el motor de la formación de sociedades complejas, no solo en humanos sino también en otras especies. De Waal, reconocido investigador holandés dedicado a estudios en psicología, primatología y comportamiento animal, destaca la evolución de la gratitud a partir de la recompensa de actos altruistas en donde quien actúa de manera servicial con otros individuos, no recibe un beneficio directo de este acto. Como por ejemplo, cuando un individuo de una comunidad de chimpancés suele ayudar a sus compañeros de manada, tiene mayor probabilidad de ser ayudado cuando éste lo necesite. El intercambio de favores de manera recíproca, contribuye a la estabilidad de las comunidades al asegurar la satisfacción de las necesidades de todos sus integrantes.
A pesar de ser un campo emergente en la investigación, la evidencia sugiere que aparte de los actos prosociales, el sentimiento de agradecimiento al resaltar las cosas buenas de la vida tiene muchos beneficios para la salud. Como lo reporta Summer Allen, Ph.D y escritora científica, en su estudio publicado en 2018 por la universidad de Berkley, se muestra una consistente relación entre experimentar gratitud y la disminución de neurotransmisores asociados al estrés, mejoría en la calidad del sueño e incluso una mejor respuesta en el sistema inmune. Esto debido a que centrar la atención, de manera cotidiana, en aspectos positivos provoca una disminución del sentimiento de soledad e insatisfacción personal.
Del mismo modo, está relacionado con la resiliencia, que es la capacidad de poder superar eventos traumáticos, y más importante aún: aprender algo de ellos. En los estudios del psicólogo Van Dusen y compañía publicados en la revista Psychiatry Research en 2015, se le pidió a un grupo de estudiantes con estrés post traumático (PTSD) que llenaran un cuestionario en el cual tenían que calificar de 0 a 7 frases relacionadas con el acto de agradecer. Los resultados muestran que aquellas personas con menor grado de PTSD, reportaban altos valores en el test de gratitud.
Todo gran científico carga con una bitácora expectante para el siguiente descubrimiento. Anotar los aspectos de la vida que nos hacen felices, guardar en la memoria del papel aquellas personas que estuvieron presentes cuando necesitamos una mano, puede ser un acto útil para entrenar a nuestro cerebro en el hábito de ser feliz: “Cuando empiezas a ver cosas que agradecer, tu cerebro empieza a buscar más cosas por las que dar las gracias” afirma el neurocientífico Alex Korb de la UCLA. Un diario de gratitud podría estar incluido entre la lista de compras de ésta época decembrina, es una inversión pequeña pero el regalo es duradero, de usted para usted.
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